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Amenazas para complejos cinematográficos sin videovigilancia

La industria del cine fue una de las más afectadas a causa de la pandemia de Covid-19, sin embargo, los estrenos de películas de superhéroes o los lanzamientos que se habían retrasado han logrado en los últimos meses ventas de boletos casi similares a las que se registraban en la prepandemia.

Tan sólo en un fin de semana la Canacine reportó una venta de 3.2 millones de boletos únicamente para la función de estreno de la película Batman, sin embargo, a la par que las salas se abarrotaron, la delincuencia aprovechó para hacer de las suyas, sobre todo en las salas VIP, principalmente en cines de la Ciudad de México, Estado de México, Nuevo León, Baja California y Chihuahua, donde se presentaron diversos robos durante las funciones.

Ahora que las restricciones de afluencia han desaparecido, se ha detectado una nueva forma que los delincuentes usan para pasar desapercibidos en los cines. Hoy en día que están tan de moda las salas de cine VIP acondicionadas con sillones de piel reclinables y mesas para que la gente pueda comer y disfrutar al máximo la película; y las salas Junior acondicionadas especialmente para los niños con puffs, toboganes, resbaladillas, alberca de pelotas y otro tipo de juegos; los ladrones han encontrado el escenario perfecto para operar de manera más sencilla.

Los cinéfilos no solo saturan las salas, en el caso de las VIP muchos llegan y se instalan como si se encontraran en la comodidad de su casa, despreocupándose por completo de sus pertenencias personales como bolsos, carteras, celulares e incluso hay mujeres que tienen la costumbre de llegar y quitarse los aretes y otras alhajas como si estuvieran en su alcoba. 

En el caso de las salas Junior es común ver a madres que sin pensarlo corren tras sus pequeños para vigilarlos y dejan en su lugar sus bolsos, chamarras, carteras, celulares y tabletas, sin pensar que los delincuentes solo están esperando un descuido para apoderarse de esas pertenencias.

Si bien, todos los complejos de exhibición de películas cuentan con requerimientos específicos para la seguridad de sus clientes, lo cierto es que no existe videovigilancia en todas las salas de cines, y en las que sí tienen, quienes se encargan de la supervisión de esas cámaras por lo general son los mismos chicos que venden palomitas o dan acceso a las salas, más no elementos especializados en seguridad privada.

Lo deseable sería que en todos los cines contarán con la mayor cantidad de medidas de seguridad para la protección del establecimiento y los clientes. Que tuvieran circuitos cerrados de televisión (CCTV) en zonas como las entradas, taquillas, dulcería, pasillos, almacén y por supuesto en las salas, así como elementos de seguridad privada que cuiden la integridad y las pertenencias de los asistentes.

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